No deja de sorprender la actitud sinuosa y poco coherente con los principios democráticos de José Miguel Insulza en la conducción de la Secretaria General de la Organización de Estados Americanos (OEA).En un anterior artículo publicado en este blog habíamos realizado un balance del lamentable papel que había desempeñado durante la crisis hondureña la Organización de Estados Americano (OEA), bajo la inefable conducción del chileno José Miguel Insulza, el mismo que apareciera raudamente por la ciudad de Tegucigalpa cumpliendo aquel extrañísimo rol de alto funcionario del ente supranacional y de operador – reponedor de lideres bolivarianos en el poder, exigiendo casi a “manu militari” el retorno al poder de Zelaya, apareciendo finalmente, como uno más de la comparsa del clan del sátrapa de Caracas. Generándose una situación de afinidades diligentes solamente explicables (¿justificables?) en las ansias reelecionistas del chileno al mando del más importante ente regional hemisférico.

Casualidades en política, no son casualidades…

Siendo así que ya no resultaría extraño entender lo acontecido en el seno de  la Organización de Estados Americanos con respecto a Venezuela en los últimos días, cuando el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledesma; y los gobernadores de Zulia y Táchira, Pablo Pérez y César Pérez, respectivamente, lograron reunirse con el Secretario General de la OEA, luego de una prolongada huelga de hambre que duro más de 122 horas, acatada por el alcalde Antonio Ledesma en las puertas de la sede de la OEA en Caracas, exigiendo una audiencia con su Secretario General.

Lamentablemente, para la máxima institución supranacional para la región, dicha gestión tuvo un epílogo tragicómico, ya que luego de hora y media de reunión, en las que los líderes venezolanos expusieron al Secretario General los recortes presupuéstales sufridos en represalia por sus gobernaturas, así como, la situación de persecución y represión a la oposición venezolana por parte del régimen bolivariano de Hugo Chávez, ante lo cual, recibieron la respuesta de un patético Insulza desprovisto de la contundencia de su periplo hondureño, y casi sin rastro alguno de moral que sólo atino a decir:  “La OEA no es un suprapoder, es un organismo que respeta la no intervención y que promueve la democracia. Nosotros lo que hacemos, frente a todos estos problemas y dificultades, es decir: por favor ¿Por qué no conversan? (...) ¿Por qué no tratan de llegar a acuerdos?”, añadiendo que,  “La OEA no puede imponer sanciones ni realizar juicios directos a ningún Gobierno por su cuenta, y que sus competencias se limitan a tratar de establecer puentes entre las partes", puntualizando finalmente que, “La OEA no puede enmendarle la plana a los gobiernos nacionales”.

Armamentismo mapochino…

Por otro lado, el ex canciller y congresista peruano Luis Gonzáles Posada, ha tenido también duros términos para referirse a la inoperancia selectiva de Insulza a la cabeza de la Organización de Estados Americanos (OEA), recalcando que bajo su gestión, el organismo regional jamás se pronuncio con respecto a los ataques que gratuitamente sorteaba Evo Morales al Perú, y que mucho menos aún, se ha manifestado en contra de la carrera armamentista iniciada en Chile por el gobierno de su camarada Michelle Bachelet. En ese sentido, Gonzáles Posada consideró necesario un cambio en la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA), con el objetivo de imprimir a dicha instancia una política diferente, de mayor compromiso y fuerza en asuntos de la región. Mostrando así su desacuerdo con que el chileno José Miguel Insulza permanezca cinco años más al frente de la OEA, cuando su mandato culmine en el 2010.

El punto 8 del Articulo Nº 2 de la Carta Democrática Interamericana de la OEA señala como propósito primordial del ente supranacional americano: “Alcanzar una efectiva limitación de armamentos convencionales que permita dedicar el mayor número de recursos al desarrollo económico y social de los Estados miembros”, siendo de responsabilidad de la OEA aminorar la compra de armamentos en los países de la región, para que este presupuesto vaya directamente al desarrollo de los pueblos; lo cual evidentemente Chile no esta cumpliendo con los recientes anuncios de compras de material bélico (Chile anunció este año la adquisición de 18 aviones usados de combate F-16 a Holanda y  a principios de mes confirmó que existen conversaciones con Rusia para una eventual compra de 5 helicópteros MI-17, además de invertir US$ 275 millones para la compra de 24 cañones de largo alcance, radares y demás armas de artillería a los Estados Unidos). Ante tal situación, el señor Insulza, carente de sus ímpetus hondureños, una vez más, tampoco dice nada.

Constituyéndose siempre una penosa realidad panamericana constatar que en nuestro continente, donde a veces los políticos se llenan la boca hablando de paz e integración, se rompan los equilibrios estratégicos necesarios y se desplieguen adquisiciones desmedidas y desproporcionadas de armas en países de la región, creándose temores, suspicacias y distancias emocionales entre los pueblos; resultando hasta “cínico” que junto con esos deseos de integración, existan quienes prioricen en su presupuesto el armamentismo.

Muchas apetencias, demasiados intereses…

El camino que queda aún por recorrer es largo, pero ya van configurándose las fuerzas. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, ha dado su apoyo explícito a la OEA y a su Secretario General, José Miguel Insulza, quien busca la reelección, en la última jornada de su visita oficial a Washington. Según medios internacionales, países como Estados Unidos han expresado su desacuerdo con que Insulza continúe a cargo de la OEA por un nuevo periodo, sin embargo, no hay ningún pronunciamiento oficial, ni oficioso al respecto. Es seguro que Chávez y su gavilla de amigotes adictos a los petrodólares van a apoyar una reelección de Insulza, total les ha resultado conveniente tener un aliado tan poderoso con el que han sabido entenderse muy bien para defender al impresentable de Zelaya y allanar el camino para recibir a la Cuba de los hermanos Castro nuevamente al seno de la organización regional, entre otras linduras.

Todo hace pensar que - hasta el momento - la Organización de Estados Americanos va a la deriva demostrando una clamorosa incompetencia para defender los valores democráticos fundacionales sobre los que reposa como institución, en ese sentido, Insulza ha demostrado una total ineptitud, o lo que es peor, ha exhibido desinhibidamente un doble estándar - o una “escopeta de dos cañones”- para la toma de decisiones que resta validez y legitimidad al órgano hemisférico, quitándole credibilidad y comprometiendo a la institución a guardar silencios frente a situaciones que, en un futuro cercano,  serán costosas para las frágiles democracias de la región.